Friday 27 November 2020

una vida tranquila y sin sobresaltos

una vida tranquila y sin sobresaltos. una rutina agradable. un contrato indefinido y sueldo estable. ocho horas de sueño reparador diarios. una casa con alfombras y plantas que nunca mueren. una familia peculiar porque todo el mundo piensa que su familia es peculiar. un título universitario y tal vez un máster. grupo de amigos de la universidad. grupo de amigos del colegio. grupo de amigos de algún deporte. algún vicio tonto, alguna manía tonta. una cafetera italiana y vitrocerámica y calefacción central e incluso aire acondicionado.

cuando tenía 19 años anduve liada con dos chicos a la vez durante un tiempo muy corto. fue sin querer y se lo conté a ambos. uno de ellos acabó siendo mi pareja durante casi año y medio; y el otro es, a día de hoy, uno de mis mejores amigos. los dos me gustaban bastante y eran demasiado diferentes entre sí como para que fuera fácil dejar de ver a ninguno de los dos. me enrollé con uno, fue guay, a la semana siguiente o así se me lanzó el otro, poco después el primero me volvió a decir de quedar, y lo mismo el segundo, nosequé, y así se inicia "sin querer" esta historia. me sorprendió mucho que a ambos les parecía bien que me viera con el otro. pero lo que nunca olvidaré es cómo me contestó el que años más tarde sería mi mejor amigo, porque me dijo que desde el primer momento que entró en mi coche supo que se estaba metiendo en líos. que lo sintió por dentro. que le iba a meter en líos aunque aún no sabía de qué tipo. y que eso le parecía fenomenal. 

a los 18 años, suelo decir aunque suene bastante cursi pero me parece que lo sintetiza adecuadamente, descubrí el "rock". yo ni bebía ni fumaba cuando era menor. al parecer, cosa que yo no recuerdo, pero incluso daba bastante la chapa con el tabaco. fue en el viaje de fin de curso que decidí que empezaría a fumar. suena tan idiota como lo es, porque fue una decisión. todas mis amigas fumaban, y recuerdo perfectamente ir a la habitación de paula, teresa e irene del hotel y decirles "¿me dais un cigarro? voy a fumar mi primer cigarro." se pusieron a chillar de la emoción y salimos al balcón. era mallorca. supongo que la moda irá cambiando, pero era muy típico ir allí de fin de curso en ese momento. el sol se ponía por el otro lado del edificio, así que hacía luz pero no nos daban los rayos. me explicaron cómo se hacía y cómo tienes que tragarte el humo y demás historias y fumé. fue divertido y parecía una tontería. esa noche recuerdo fumar y beber a la vez en la discoteca y sentir que el mundo era mío. es curioso, con esas edades, lo fuerte que puede llegar a ser ese sentimiento. pero este no fue mi descubrimiento del "rock".

era el día después de mi graduación (véase, antes que mallorca) y había conciertos gratis en ciudad universitaria así que fuimos toda la clase a beber sangría. después de todo un día allí al sol, con la cara rojísima sobre las ocho y media me fui a casa de mi padre, en plaza españa. la casa de mi padre es bastante grande, y si no hay nadie en el salón puedes llegar y que no se entere nadie hasta que no vayan al salón. llegué y me senté en el sofá, un poco cocida, con la mochila puesta. y me acordé que un compañero de teatro había insistido muchísimo en que daba un concierto en la sala La Leyenda, que estaba al lado de plaza españa. 
así que me levanté sin haber sido aún vista y fui para allá. ignorante de mí, no sabía que los conciertos pequeños existían en madrid. sencillamente pensaba que era algo de las películas o de otros países. cuando entré en la sala y vi a todo el mundo bailando y pegándose y un escenario enano con una banda gritando me parecía casi como alucinar. como era 2009 y la sala era verdaderamente pequeña, se notaba mucho que yo no era conocida de nadie, que era "nueva". se me acercó un chaval a preguntarme mi nombre y que qué hacía por allí y tal. David. david me agregó a tuenti y me invitó a su bar favorito, La Galerna, a conocer a todos sus amigos. david teloneaba, poco después, a otra banda de madrid que se llamaban los nastys en la sala nasti. después los nastys tocaban con otra banda de madrid que se llamaban los parrots, y en ese concierto una mano me ayudó a levantarme del suelo de un pogo y era el chico con el que tiempo después me enrollaría y mucho más tiempo después sería mi mejor amigo del segundo párrafo. david y sus amigos realmente no se llevaban ni con nastys ni con parrots, de hecho, se llevaban mal. eran los puretas contra los interpoleros, pero eso es otro capítulo. 

tuve una breve historia con david, y cuando decidimos que no íbamos a enrollarnos más y ser solo amigos me escribió una carta. yo siempre le estuve, y le estoy, más que agradecida por descubrirme todo este mundo. su bar y la música que escuchaban en él, y los libros que leían y las cosas que les gustaban. todo eran cosas que a mis 18 años apenas había encontrado a nadie que fuera afín a ellas y por eso lo apelo de descubrimiento. me encantaba On The Road (claro) y fue david quien, en su carta de "despedida" me dijo que tenía que dejar de buscar un Dean Moriarty en mi vida porque dean moriarty era yo.
lloré mucho al leer eso. me hacía verdadera ilusión ser un personaje en la vida del resto que trae aventuras.

pero a los personajes que pintan más alocados no les suelen dar un buen final en la literatura. son  necesarios durante un tiempo hasta que el prota, antes perdido, va encontrando su propio camino y al final le abandona. jamás entenderé por qué amigos abandonan a amigos. es algo muy feo y egoísta, y el egoísmo es de las cualidades más adversarias de la palabra amistad. me da la sensación de que vivimos en tiempos de brutal individualismo. el discurso de que "lo importante es que tú estés bien" me huele extraño. nos obligamos a preocuparnos y ocuparnos de problemas que no podemos abarcar solos.
a menudo pienso en los de la vida sencilla y sin sobresaltos, y hoy me da por pensar que ellos no abandonarían a un amigo.