Sabes, yo nunca fui una gran jugadora de cartas, pero he de reconocer que ahora mismo me siento como una profesional.
Cómo me gusta vivir. Cuántas ganas tengo desde ya para cosas que aún ni existen. No sé ni cómo acabo metida en tantos líos pero todavía no me quiero desenrollar. Y mientras me tomo el redbull deseo la cama, y en cambio en la cama dormir será lo último.
La cabeza me da vueltas.
Mañana es el principio del fin.
Y el verdadero fin es un piso en Brooklyn.
¿Oís las palmas?
Nos veremos muy pronto, muy muy pronto.