Tuesday 17 April 2012

8/4/12

De verdad te digo que cumplir años me suele alterar. Siempre con los mismos estúpidos propósitos, las mismas estúpidas listas que llevo veinte años (como quien dice) obligándome a escribir. A pesar de la atmósfera festiva, siempre existe ese momento puntual de nostalgia a los tiempos pasados; o ese otro momento de temor al futuro y a su alta e imparable velocidad. Nunca sé qué ponerme ese día. Nunca me han gustado las tartas. Tampoco los regalos, nunca sé qué cara poner al recibirlos y me da miedo que si no me gustan se me note porque lo último que quiero es tirar por tierra el esfuerzo de un amigo.
Tiene gracia, este año todo me ha parecido bien. Creo que lo he celebrado más veces que nunca a lo largo de una semana entera. Me han gustado hasta las tartas. Este año he roto la tradición de los propósitos. Creo que es más útil realizarlos. También nos apetecía una gran fiesta con mucha ginebra y mucha cerveza. Y si hubiera habido matasuegras habría sido la guinda. Nos hemos hartado a todo, a lo típico y a lo atípico. Gamberrismo, muchos hielos, y golosinas gratuitas. Nadie llora, este año va viento en popa, y si viene de cara no hay miedo alguno.
Uno se cree que no cambia, pero eso es mentira. Ni te imaginas cuánto me alegra estar cambiado a tu lado Pablo. Ni te imaginas lo feliz que me hace verte feliz; lo que disfruto cada vez que te veo, lo jodidamente genial que es esto que tenemos.

Feliz cumpleaños.